Ya que el resto no leía el Readers Digest, seguro que él sí.
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Revista Selecciones. Noviembre 1982, POR J. D. RATCLIFF
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Soy el estómago de Juan
Quizá ustedes conozcan a Juan, el hombre para quien trabajo. Tiene 46 años, vive feliz con su esposa, es un gran trabajador: un ejemplar típico de los flacuchos amigos que tienen ustedes. Hace algún tiempouno de mis vecinos, el corazón de Juan, contó su historia en SELECCIONES.
Yo soy el estómago de Juan, y mi historia es la siguiente: Juan se preocupa por mí más que por cualquier otro órgano de su cuerpo; piensa que soy terriblemente importante. En realidad, yo soy sobre todo y nada más una comodidad: un depósito de alimentos que permite a Juan vivir con tres comidas al día en vez de la mediadocena o más que necesitaría sin mí.
Por lo que se refiere a la digestión, el intestino delgado es el verdadero campeón. Yo me dedico a las proteínas, descomponiéndolas en polipéptidos, pero aun aquí el trabajo final lo realiza el intestino, que también se encarga de los carbohidratos, las grasas y otros alimentos.
Desde luego, mi aspecto no es muy atractivo. Por fuera tengo un color rosadobrillante; por dentro ofrezco la apariencia de unos pliegues de terciopelo reluciente. Escondido en el abdomen, a la altura del reborde costal inferior, cuando estoy vacío ofrezco el aspecto de un balón desinflado. Cuando estoy lleno, quedo inclinado a través del cuerpo; grande por arriba, pequeño en el fondo, adopto la forma aproximada de una gran J. Mi capacidad es un poco inferior a los dos litros; elestómago del perro de Terranova de Juan puede contener el triple.
Aunque no soy tan importante como piensa Juan, desempeño una serie de tareas que le hacen la vida más agradable. Mi túnica interna contiene unos 35 millones de glándulas que pueden secretar cerca de tres litros de jugo gástrico al día, principalmente ácido clorhídrico, que sirve para activar otras de mis secreciones: la enzimallamada pepsina, con la que se inicia la digestión de las proteínas. Sin la pepsina, Juan pasaría un mal rato con ese bistec que tanto le agrada. Mis glándulas secretan también otras enzimas. Una, por ejemplo, coagula la leche y la convierte en grumos y suero de fácil digestión.
Todo el mundo me considera una potente batidora que puede triturar cuanto ingiere Juan. No hay tal. Cuando Juan toma su cena, los alimentos se depositan en capas, una a la vez: primero, el coctel de camarones; luego la carne, las patatas y las verduras; después el pastel de manzana. Yo comienzo a trabajar con los camarones que están junto a mi pared. Mis contracciones musculares, con amplios movimientos ondulatorios de arriba abajo, los mezclan perfectamente con los jugos digestivos. Muy pronto forman una papilla espesa.
Gradualmente voy haciendo descender esta papilla hasta el piloto, la válvula que se abre para comunicarme con el duodeno o primera porción (de unos 30 centímetros) del intestino delgado.
Ese es un punto peligroso. Si se arroja una gran cantidad de jugo gástrico dentro del duodeno, actúa sobre sus paredes, y a ello se debe que sea el sitio más común de las úlceras. Por fortuna para Juan, mipíloro deja pasar el alimento en chorros pequeños, no más de lo que puede neutralizar instantáneamente el duodeno, de ordinario alcalino.
Sólo necesito unos cuantos minutos para disponer del puré de patatas. Para la carne tardo más, y para la hojas de vegetales más todavía. ¿Cuánto tiempo? Hay variaciones enormes, y en mucho dependen de] estado de ánimo de Juan. Pero probablemente necesito unpromedio de cuatro horas para la comida descrita. No obstante, si se incluyen espinacas, tal vez se queden en mí hasta 24 horas.
Los alimentos grasosos plantean problemas especiales. Supóngase que a las 7 de la mañana Juan toma un desayuno compuesto de huevos revueltos en mantequilla y crema, tocino y pan tostado, con mucha mantequilla. Este exceso de grasa obliga al duodeno a producir una hormona...
ste exceso de grasaobliga al duodeno a producir una hormona que retarda mis contracciones musculares, probablemente como medida deautoprotección. No puede habérselas de una sentada con tal carga de grasa: Como resultado de ello, cuando Juan se pone aalmorzar puede ser que yo esté trabajando todavía con una cuarta parte de su desayuno.Otra cosa que me retrasa es el frío. Si Juan toma un helado de crema, tal vez mi temperatura disminuya hasta 10 grados pordebajo de la normal, de 370 C., y todo mi trabajo se detiene durante la media hora que tardo en recuperarme. Pero no pasanada. Después de todo, no tengo ninguna prisa
Soy el estómago de JuanQuizá ustedes conozcan a Juan, el hombre para quien trabajo. Tiene 46 años, vive feliz con su esposa, es un gran trabajador:un ejemplar típico de los flacuchos amigos que tienen ustedes. Hace algún tiempo uno de mis vecinos, el corazón de Juan,contó su historia en SELECCIONES. Yo soy el estómago de Juan, y mi historia es la siguiente: Juan se preocupa por mí másque por cualquier otro órgano de su cuerpo; piensa que soy terriblemente importante. En realidad, yo soy sobre todo ynada más una comodidad: un depósito de alimentos que permite a Juan vivir con tres comidas al día en vez de la mediadocena o más que necesitaría sin mí. Por lo que se refiere a la digestión, el intestino delgado es el verdadero campeón. Yome dedico a las proteínas, descomponiéndolas en polipéptidos, pero aun aquí el trabajo final lo realiza el intestino, quetambién se encarga de los carbohidratos, las grasas y otros alimentos.Desde luego, mi aspecto no es muy atractivo. Por fuera tengo un color rosado brillante; por dentro ofrezco la apariencia deunos pliegues de terciopelo reluciente. Escondido en el abdomen, a la altura del reborde costal inferior, cuando estoy vacíoofrezco el aspecto de un balón desinflado. Cuando estoy lleno, quedo inclinado a través del cuerpo; grande por arriba,pequeño en el fondo, adopto la forma aproximada de una gran J. Mi capacidad es un poco inferior a los dos litros; elestómago del perro de Terranova de Juan puede contener el triple.Aunque no soy tan importante como piensa Juan, desempeño una serie de tareas que le hacen la vida más agradable. Mitúnica interna contiene unos 35 millones de glándulas que pueden secretar cerca de tres litros de jugo gástrico al día,principalmente ácido clorhídrico, que sirve para activar otras de missecreciones: la enzima llamada pepsina, con la que se inicia la digestión de las proteínas. Sin la pepsina, Juan pasaría un malrato con ese bistec que tanto le agrada. Mis glándulas secretan también otras enzimas. Una, por ejemplo, coagula la leche yla convierte en grumos y suero de fácil digestión.Todo el mundo me considera una potente batidora que puede triturar cuanto ingiere Juan. No hay tal. Cuando Juan toma sucena, los alimentos se depositan en capas, una a la vez: primero, el coctel de camarones; luego la carne, las patatas y lasverduras; después el pastel de manzana. Yo comienzo a trabajar con los camarones que están junto a mi pared. Miscontracciones musculares, con amplios movimientos ondulatorios de arriba abajo, los mezclan perfectamente con los jugosdigestivos. Muy pronto forman una papilla espesa. Gradualmente voy haciendo descender esta papilla hasta el piloto, laválvula que se abre para comunicarme con el duodeno o primera porción (de unos 30 centímetros) del intestino delgado.Ese es un punto peligroso. Si se arroja una gran cantidad de jugo gástrico dentro del duodeno, actúa sobre sus paredes, y aello se debe que sea el sitio más común de las úlceras. Por fortuna para Juan, mi píloro deja pasar el alimento en chorrospequeños, no más de lo que puede neutralizar instantáneamente el duodeno, de ordinario alcalino.Sólo necesito unos cuantos minutos para disponer del puré de patatas. Para la carne tardo más, y para la hojas de vegetalesmás todavía. ¿Cuánto tiempo? Hay variaciones enormes, y en mucho dependen de] estado de ánimo de Juan. Peroprobablemente necesito un promedio de cuatro horas para la comida descrita. No obstante, si se incluyen espinacas, tal vezse queden en mí hasta 24 horas.Los alimentos grasosos plantean problemas especiales. Supóngase que a las 7 de la mañana Juan toma un desayunocompuesto de huevos revueltos en mantequilla y crema, tocino y pan tostado, con mucha mantequilla. Este exceso de grasaobliga al duodeno a producir una hormona que retarda mis contracciones musculares, probablemente como medida deautoprotección. No puede habérselas de una sentada con tal carga de grasa: Como resultado de ello, cuando Juan se pone a almorzar puede ser que yo esté trabajando todavía con una cuarta parte de su desayuno.Otra cosa que me retrasa es el frío. Si Juan toma un helado de crema, tal vez mi temperatura disminuya hasta 10 grados por debajo de la normal, de 370 C., y todo mi trabajo se detiene durante la media hora que tardo en recuperarme. Pero no pasanada. Después de todo, no tengo ninguna prisa.En realidad llevo una vida bastante descansada. Mientras el hígado, el corazón, los pulmones y los riñones están trabajando24 horas al día, yo puedo terminar mi trabajo con una comida normal para la hora en que Juan se va a la cama. Entonces yoduermo a la vez que él.
Se Ocurre preguntar: ¿Cómo es que yo digiero otras proteínas y no me digiero a mí mismo? (Después de todo, me deshagobastante bien de los callos, que son estómago de vaca.) Eso se debe a que mi delicado revestimiento está cubierto con un
Te fatla: Así es la vida, la risa, remedio infalible, etc.
Mi papá era fiel lector del Selecciones y tengo que reconocer que yo lo compraba mensualmente. :azn:
Gajes del Oficio, Citas Citables. :paulmann:
Cita de: BlackAdam en Febrero 09, 2016, 05:14:50 PM
Gajes del Oficio, Citas Citables. :paulmann:
Caíste solito :memeo: :memeo:
pense que se hablaria de esta revista...
(http://www.ergocomics.cl/imagenes/img/20060729214307.jpg)
:trustory:
Cita de: EduardoN en Febrero 09, 2016, 06:07:20 PM
Caíste solito :memeo: :memeo:
Mi vieja las compraba religiosamente. Mi educado hablar y correcto lenguaje escrito proviene de incontables noches de lectura a la luz de la vela. :sir:
Yo debo tener unos 200 números .... entre ellos el N° 1, de Diciembre de 1940, es de tapas plateadas y el mismo formato.
Mi papá estaba suscrito desde el principio.
Cita de: JaBe en Febrero 09, 2016, 08:28:57 PM
Yo debo tener unos 200 números .... entre ellos el N° 1, de Diciembre de 1940, es de tapas plateadas y el mismo formato.
Mi papá estaba suscrito desde el principio.
Lo bueno del Selecciones, es que siempre los puedes volver a leer sin importar lo antiguos que sean. En la casa de mi abuelo leí varios antiguos y disfrutaba viendo la propaganda que traían, mucha era en balnco y negro y fue ahí que me di cuenta lo antiguos que son la leche Nido y el Milo.
Cita de: EduardoN en Febrero 10, 2016, 09:50:33 AM
Lo bueno del Selecciones, es que siempre los puedes volver a leer sin importar lo antiguos que sean.
...... em ...... eso aplica para cualquier libro/diario/medio que tenga letra legible ... :piensahomero: ....
Citas Citables, Humor Militar...
(http://mlu-s1-p.mlstatic.com/el-pinguino-545-revista-de-humor-chile-decada-70-8019-MLU5322575066_112013-F.jpg)
El abuelo vitamina la llevaba jajajaja
Cita de: BlackAdam en Febrero 10, 2016, 11:18:24 AM
...... em ...... eso aplica para cualquier libro/diario/medio que tenga letra legible ... :piensahomero: ....
Tienes razón, tambien aplica con el Condorito :sir:
(http://ergocomics.cl/wp/wp-content/gallery/70a/20040727214149.jpg)
(http://i64.tinypic.com/3346a6a.jpg)
Eso también sucede, dependiendo de las aficiones de cada uno, con la Mecánica Popular, también tengo una enorme colección, en inglés y español, esas si que los números antiguos eran más chicas y gruesas.
Ahora es fácil revivir los artículos viejos: http://www.mimecanicapopular.com/
.... y los actuales en inglés: http://www.popularmechanics.com/
Otra revista que era muy interesante, que aún existe, es la Popular Science ... hay cosas buenísimas: http://www.popsci.com/